La Vall d´Ebo


Junio de 2008. El paraje en el que nos adentramos para pasar la noche... sencillamente espectacular, a no ser por los dos millones de ranas, sapos y mosquitos que nos dieron el recital y por ese peaso de boquete que tenía la colchonetita sobre la que pretendíamos amarnos hasta el amanecer. Exceptuando todo esto, otro de los innumerables rinconcillos sorprendentes que nos depara nuestra tan ignota terreta.